Por Víctor Manuel Vázquez Domenech / Para La Isla Oeste
Aguadilla. Teddy y Lulú ruedan por la acera. Jadeando y moviendo la colita, ambos perros se regodean libremente montados en una silla de rueda que su humano custodio les construyó.
A pesar que la recomendación médica fue la eutanasia, ahora el muy juguetón Teddy se pasea con la coqueta Lulú, gracias a la segunda oportunidad de vida que le dio don Pedro J. Hernández. “Yo no creía en eso”, comenta el aguadillano, dedicado al voluntariado que lucha en contra del maltrato de animales.
La vida de Teddy cambió cuando el 17 de diciembre del 2015, Pedro recibió una llamada indicándole que había un perrito herido en un área de Aguadilla. Acudió al lugar y lo vio muy herido, aunque desde su perspectiva, todavía conservaba su belleza. No lo pudo dejar allí y se lo llevó a su casa, donde lo alimentó, aseó y recortó.
Al siguiente día, llevó al perrito a un veterinario donde el diagnóstico fue poco alentador. El perro tenía múltiples fracturas en la vertebra y no tenía sensibilidad en la parte trasera. La recomendación médica fue la eutanasia. Pedro rápidamente contestó que no y se lo llevó.
Ya en la oficina del veterinario hasta lo había nombrado Teddy. Tenía que darle una segunda oportunidad de vida, ya que de no rescatarlo, de seguro el can hubiera muerto.
Desde ese entonces Pedro, se dedicó a buscar por internet cómo iba ayudar a Teddy para que tuviera movimiento. Observó varios carritos con ruedas para perros y se aventuró a fabricarlos. El primer carrito con ruedas para su angelito de cuatro patas le quedó “medio rústico”, recordó, reconociendo que ha ido mejorando sus diseños.
“Empecé a buscar por internet y vi cómo eran los carritos para los perros y me dije – eso yo lo puedo hacer – y empecé a hacer el primer carrito medio rústico. Y vi que le gustó. Tenía un ánimo tremendo. Y así que cada vez que conseguía un par de gomas le hacia un carrito nuevo. Compraba PVC, los tubos y diferentes cositas. Casi todos los meses le estrenaba carro nuevo”, relató.
Pero no tan solo Teddy necesitaba ayuda. En mayo de 2016, Pedro recibió una llamada solicitándole que construyera un carrito para una perrita. Dijo que sí inmediatamente, sin imaginar que sería un nuevo reto, pues Lulú había nacido sin las patitas delanteras.
Buscó referencias, pero no encontró carritos para perros con inmovilidad en patas delanteras.
“Comencé a hacer bocetos de los carros. El primero que hice no me funcionó. El segundo tampoco funcionó. A partir del tercero fue que más o menos me funcionó, pues de ahí desarrollé ese. Porque como Lulú no sabía caminar… caía patas arriba”, narró.
El primer carrito de Lulú fue con las gomas separadas, pues se iba detrás de Teddy y se volcaba. Hasta que poco a poco fue aprendiendo con calma. Ahora lo domina muy bien. Pedro se encariñó con la perrita y como la estaban dando en adopción, también se quedó con ella.
Ingenioso artefacto
Desde entonces las órdenes de carritos no paran. Conocido ya por su destreza y conocimiento para echar a andar a perritos con ese impedimento, la gente busca al artesano para mejorar la calidad de vida de sus caninos de dos patas. Hasta el momento, ha construido otros siete carritos.
Pedro utiliza tubos en PVC y gomas de coches de bebé. A los tubos, les pone una cubierta en foam para que no se lastimen, y les adhiere un pechero para colgarlos. Otros materiales son: tornillos, reflectores para los paseos en la noche, elástico, entre otros. Puede estar un día completo desde las 8:00 de la mañana hasta pasadas las 4:00 de la tarde, armando uno de estos carritos hechos a la medida para cada animal.
Para Pedro estos carritos le cambian la vida tanto a los animalitos como a sus dueños. “Totalmente. Le da mejor calidad de vida porque a un perro le da depresión cuando tiene una fractura y no se puede mover. Se queda aislado en un sitio o se sigue lastimando, porque al tratar de moverse, depende donde sea el área, si hay piedra o hay cemento, pues se pela más. Encima que tiene su discapacidad para caminar, va a tener una piel maltratada al pelársela”, comentó.
Entretanto, a los humanos también cambia vidas con sus carritos, “porque tenemos que sacar el tiempo para ellos. Es como si fuera un niño especial. Hay que tratarlos especial”, añadió.
Lulú es muy activa. Una vez, Pedro la coloca en su carrito, sale corriendo rápidamente sin ningún problema. Mientras, Teddy es más calmado aunque, según Pedro, no lo puede dejar muchas horas en el carrito, pues tiene que dejarle tiempo para que haga sus necesidades biológicas.
Todos los fines de semana el Paseo Real Marina de Aguadilla es el escenario de Teddy y Lulu para sus caminatas. Roban iradas y admiraciones de transeúntes, por lo peculiar y curioso que se ven con sus carritos.
Combatiendo el maltrato animal
Como activista en pro de los animales, Pedro aprovechó para lanzar un mensaje a la gente.
“Si alguien ve a alguien (maltratando a un animal) que no se acobarden, que denuncien porque hay una ley que protege a los animalitos. Ellos sufren igual que nosotros. Ellos tienen que comer y beber agua pues tienen derecho a la vida. No se deben maltratar. Si alguien conoce de alguien (maltratante) pues deben denunciarlo”, exhortó.
Pedro tiene 10 perros en su casa y alimenta a más de 50 gatos callejeros a diario.
“Si saben de alguien que tiene algún perrito que tuvo un accidente o tiene cierta discapacidad, pues que se comuniquen conmigo a ver de qué manera los puedo ayudar de una manera que sea sensible. En muchos casos si las personas son de bajos recursos. Lo que me tienen que comprar son los materiales, que yo pongo el trabajo”, concluyó el rescatista.
Para información puede llamar al 939-452-9148.
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