Por Daileen Joan Rodríguez / La Isla Oeste
Cabo Rojo. Aventurar es atreverse y maravillarse de todo lo que nos ofrece el entorno. Someterse a lo incierto sin temores. Es saberse vivo y adentrarse como quiera a los retos y latidos.
Cuando niños nos llamó la aventura en todo momento. Esa racha de vida que nos corrió por la sangre al momento de descubrir algo, de imaginar lo imposible y descubrir el mundo, nos llama todavía desde la rutina cotidiana, gritándole al subconsciente: “¡corre!, ¡muévete!, ¡vive!”.
Todavía estas a tiempo. Existen parajes que nos invitan a correr, movernos y vivir intensamente, rodeados de naturaleza. Solos o acompañados, aquella aventura infantil en ruinas se puede recrear en el presente, recorriendo un laberinto llamado Monte Pirata.
Se trata de la extensión de una ruta creada a comienzos de la década del 2000, por el grupo Pirata Bike Club, con el propósito de diseñar, crear y mantener rutas de ciclismo de montaña de alta calidad en el área oeste. De allí, en el 2011, se fundó el grupo Cabo Rojo Bike and Hike Association, que mantuvo viva una cultura deportiva-recreativa en el área. Ya en el 2013, ciclistas como Jim Rivera, Keneth Thompson y Marcos dieron comienzo a las labores de diseño y construcción de la ruta Monte Pirata. Empero, en el 2017 -tras el azote del huracán María- la ruta quedó hecha un desastre.
“Lo que era una “trillita de par de millas” –que subió a 3.4 millas antes de (huracán) María-, María lo destruyó… y estuvimos casi seis meses reconstruyendo la fase inicial”, señaló Jorge Padilla Rodríguez, quien ha tomado labores de rehabilitación de las áreas, que precisamente colindan con su residencia entre Joyuda y Guanajibo.
Luego que Padilla Rodríguez activara a un grupo de voluntarios, se sumaron varias rutas a la creada previamente y se reabrieron los caminos para la aventura.
El próximo 14 de marzo, se espera que la ruta sea reinaugurada con los nuevos tramos, en un evento oficial, donde se espera la participación de líderes del ciclismo de montaña local, el alcalde de Cabo Rojo, Roberto Ramírez Kurtz, entre otras figuras conocidas de esa escena deportiva.
“El resurgir de la ruta nos inspiró a crear nuevas expresiones en esta. Esto ha sido trabajo arduo de muchos años no un capricho de la noche de la mañana”, añadió Padilla Rodríguez, fisiatra de profesión. Al momento se miden 6.5 millas de trayecto, que se clasifican mediante la dificultad de las rutas. “Mi meta a largo plazo sería completar ocho millas”, acotó.
Así las cosas, varios empresarios locales, aficionados y practicantes del deporte de ciclismo de montaña, donaron vigas de acero para crear puentes y la rotulación de los tramos y rutas. “Cada tramo ha sido diseñado con unas metas y propósitos. Luego son probadas antes de ser abiertas. Hay tramos para todos los niveles de experiencia en ciclismo. El año pasado fue uno de logros increíbles incluyendo lograr el reconocimiento de “People for Bikes”, el apoyo formal de nuestro alcalde (Roberto Ramírez Kurtz) y su administración; y el comienzo de gestiones para la posible incursión de centros académicos en nuestra ruta”, puntualizó Padilla Rodríguez.

La rotulación detalla sobre una veintena de tramos que comienzan a la altura de la vista de la bahía de Joyuda. La aventura eleva la experiencia a recorrer por entre las ruinas de la cárcel (antigua correccional de menores en Guanajibo), el downhill de los brincos, el trillo de los puentes (que aun no ha abierto) -el cual presenta 13 puentes dentro-, entre otras.
La ruta Monte Pirata puede tomar entre 40 a 80 minutos en recorrerse, dependiendo el nivel de competitividad.
El tramo –que está registrado en TrailForks– sirve de proyecto para el escutismo local, toda vez que varios jóvenes la trabajan para alcanzar el más alta rango: Eagle. De hecho, uno de los jóvenes está radicado en el estado de Florida, y consiguió el aval del Concilio local para regresar a su isla –como puertorriqueño y con su tropa de Estados Unidos- a trabajar su proyecto Eagle, rotulando las rutas de Monte Pirata. En esta gesta se suman las tropas locales: 27, 270 y la 419 (una de Ponce y dos de Cabo Rojo). De igual forma, se unen fraternidades y sororidades como parte de sus contribuciones cívicas.

Las reglas del juego
Como en toda actividad recreativa existen reglas a seguir para una sana experiencia. Para esto, el grupo ha redactado una reglamentación legal -para el uso público de la ruta- que siguen el modelo utilizado otras rutas internacionales como las avaladas en los estados de Utah y Colorado y Vancouver en Canadá, según explicó Padilla Rodríguez.

En verano se espera comenzar a trabajar en la fase 2 del proyecto, sumando rotulación con la clasificación de las rutas, es decir, “si es un trillo fácil –es verde-, si es un trillo intermedio –es azul-, y si es difícil –es negro-“, detalló Padilla Rodríguez.
Foco turístico
El área que comprende Monte Pirata en terrenos municipales, contiene infinidad de fauna y flora, admirada por turistas locales y visitantes de otras partes del mundo.
Por ejemplo, en las postrimerías de la antigua cárcel en Guanajibo, existe un colosal árbol que cubre toda el área que conformaba la estructura. Allí se detienen muchos a tomarse fotos y escudriñar los misterios de la clausurada cárcel correccional de menores.
Sus tramos también son visitados por caminantes que se ejercitan en la ruta básica, y aprovechan para disfrutar del paraíso que pocos conocen.
Atardeceres, saltos y acantilados, aves, árboles, torres y estructuras en ruinas que visten de lodo, musgo y arte urbano, son algunas de las estampas que recorren en miles de fotos subidas en redes sociales, de ciclistas y caminantes que han sido testigos de las maravillas de esta ruta en Cabo Rojo.

Periodista con 17 años de experiencia en periodismo hiperlocal. Fundadora de One Red Media / La Isla Oeste. Miembro de la Junta Directiva de la Asppro. Para preguntas o comentarios escribe a: daileenrodriguez@gmail.com