Por Daileen Joan Rodríguez

Para La Isla Oeste.

Mayagüez. Al barrio Limón se llega dando curvas.  Es un sitio medio rural, atajado por casas de todo tipo. Bordeando la carretera 105 se ven residencias de cemento, de madera y zinc, casonas grandes y pequeñas, unas montadas encima de otras, remozadas o despintadas, con ornato o cachivaches a las afueras. Allí vive gente.

Don Luis Coriano Villa ha vivido toda su vida en ese barrio de Mayagüez. Nacido y criado en esos límites del pueblo, todavía recuerda cuando el gobierno anunció que construiría una cárcel en el mismo corazón de su comunidad. La noticia cayó “como bomba”.

“En aquel momento la comunidad no quería que se estableciera eso ahí. Pero sabe, que los poderes políticos pueden más que los del pueblo… eventualmente. La establecieron y allí hemos estado”, comenzó diciendo el hombre de 79 años, detrás del mostrador de un negocio de barrio, cerca de su casa en la urbanización Villa India, que colinda con el Centro de Detención del Oeste.

Con el paso de los años, ¿cómo se siente la comunidad?

Hubo un momento que era peligrosa. La veíamos como peligrosa (la cárcel). Yo resido ahí mismo, colindo con ellos (con los presos). Hace varios años atrás, cuando estaba repartida de otra forma, tuvimos un momento de tensión, pero ahora mismo yo no veo ninguna, sostuvo.

Coriano Villa se refiere a cuando existía el Campamento Limón. En ese entonces –según recuerda- hubo una fuga de confinados que alteró la paz de la comunidad.

Se salían presos. Se fugaban por ahí y demás. Pero actualmente yo no veo eso. Ahora entiendo que está más segura y más aislada, entiendo yo. No como antes que estaban al frente todos los presos (cerca de la carretera), acotó el tenedor del colmado-barra más cercano de la cárcel.

En días recientes hubo una movilización de patrullas y policías a la cárcel. ¿Usted vio esa movida?

Mire, yo vi eso, porque vi las patrullas cuando salí de mi casa. Pero vivo ahí al lado y no sentí nada. Ahora cuando salí de mi casa y vi unas cuantas patrullas ahí al frente me dije – parece que los muchachos están revueltos.

Hay oficiales que dicen que hay posibilidad de una fuga ¿Le preocupa?

Eso es cuestión de establecer la seguridad, contestó.

¿Entiende que es necesario que se investigue qué está pasando ahí?

Eso está bien. Eso lo apoyamos siempre. Cualquier cosa que sea en bienestar de la comunidad y el pueblo, afirmó Coriano Villa.

El sentir de este residente del Limón se hace eco en uno de los clientes de su negocio, quien no quiso ser entrevistado, pero afirmó que la gente de ahí ya está acostumbrada a mirar por encima de la verja al centro de detención de custodia máxima y mediana, ahora con los edificios más alejados de la calle.

Para doña Guillermina Rivera, el que su hijo sea guardia en esa cárcel es un susto y un desvelo noche tras noche.

Tengo un hijo y dos hermanos. Y de noche, cuando les toca de 12:00 am a 6:00 am, ¡ay! yo casi no duermo. Me digo ¡ay Dios mío Señor, cuídamelos que no les pase nada! Porque los presos de noche… y ellos solos… Los mandan a contar los presos solos. Debería de ser uno acompañado.  ¿Pero uno solo? Eso a uno le da susto, expresó cándidamente la mujer cuyos familiares se ganan la vida custodiando y prestando seguridad desde la cárcel.

No obstante, Maribel Rivera y Miguel Villanueva, dos guardias penales retirados en 2011 de esa misma penitenciaría, dicen no temer residir patio con patio de la cárcel. El matrimonio lleva 10 años viviendo en la urbanización que pega con la institución.

¿En el tiempo que estuvieron allí hubo fugas?

Se habla mucho entre comillas. En todos lados las papas podridas existen, dijo Villanueva luego de expresar brevemente que se siente orgulloso de los 30 años que sirvió en el Departamento de Corrección y Rehabilitación. Pese a que conoció de cerca a los criminales y convivió prácticamente con ellos, asegura que siempre manejó las amenazas de fuga rápidamente para que no llegaran a mayores.

Recuerda que en 1998 recibieron confidencias de una fuga de presos. El trabajo de inspección para detectar un supuesto túnel dentro de la cárcel con salida al patio, se hizo.

Entré a una celda que me tocó a mí registrarla. Había una sombra en el piso y era una toalla. Le digo al retén que estaba hueco. Cuando retiramos la toalla había un cartón. Le dimos y el túnel se abrió.  Faltaba un día (de cavar) para llegar a la verja. ¿Quién hizo eso?, ¿cómo lo hicieron?, eso son otros veinte pesos, relató Villanueva, quien advirtió que cuando se habla de una fuga seguramente es para evitarla.

Por su parte, Rivera, quien se jubiló con 20 años de servicio, destacó que también está el confinado que está “por hacer su tiempo”, es decir, que lo que hace es existir en la cárcel sin buscar problemas. A veces es ese mismo confinado el que hace la confidencia, subrayó.

Este jueves, en la Legislatura de Mayagüez, se verá un Proyecto de Resolución del alcalde José Guillermo Rodríguez, para solicitar al Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR) que realice una investigación sobre el incidente ocurrido el domingo 24 de julio en el Centro de Detención del Oeste, donde alegadamente hubo varias personas heridas, según afirmó un confinado a la prensa y que luego confirmó oficialidad de la cárcel a La Isla Oeste en condición de anonimato.

El alcalde persigue confirmar si es cierto que los confinados son abusados institucionalmente, algo que el DCR ha negado. De manera que, solicita al DCR una investigación, así como lo propio a las Comisiones de Seguridad Pública y para el Desarrollo de Iniciativas contra el Crimen y la Corrupción; y de Desarrollo Integrado de la Región Oeste en la Cámara de Representantes.

También requirió la atención de las Comisiones de Derechos Civiles, Participación Ciudadana y Economía Social; y de lo Jurídico, Seguridad y Veteranos en el Senado.

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