Por Daileen Joan Rodríguez / La Isla Oeste
En este tiempo de la pandemia, el país entero ha estado pendiente de cada anuncio y comunicación que el gobierno tiene para dar al pueblo, porque dependemos de la información para poder trazar nuestros planes diarios, incluyendo las medidas que debemos tomar para evitar contagiarnos con el COVID-19.
Pero el mensaje no llega siempre a todos.
Imagine que está viendo las noticias en vivo y la transmisión enfrenta problemas de audio. En ese momento empieza a perderse el mensaje a continuación. Se desespera, porque lo que está comunicando el funcionario de gobierno es información valiosa para su seguridad.
Ahora imagine que usted es sordo y que sin ese audio vive todo el tiempo. Aprende entonces a leer los labios y supera esta limitación de comunicación hablando el lenguaje de señas. Su comunicación depende también ahora de gestos faciales, mediante los cuales interpreta con acierto lo que están diciendo.
Ahora recuerde que todos llevan mascarilla para protegerse del contagio. No hay labios que leer. Los gestos faciales se pierden entre los patrones impresos en la tela de la mascarilla.
Según la profesora de lenguaje de señas, Yamilette Luciano, «en Puerto Rico -hay una estadística vieja desde 2010-, hay 150,000 sordos, pero no tenemos una estadística actual. La más población de sordos en Puerto Rico es en Moca y Oroscovis. En Moca hay muchas familias de sordos. Ante de la Pandemia nos reuníamos en Starbucks de Mayagüez los lunes para compartir y ayudar a los oyentes aprendiendo Señas».
Precisamente, en el hogar de Zoraida Hernández Pérez el silencio se multiplica. Su condición es de sorda profunda severa. La mocana de 36 años nos cuenta que, su esposo Fidel A. Santiago también es sordo, al igual que su hijo Gian Mathew. Esta familia entera consume las informaciones en otro lenguaje, todo el tiempo.
Para Zory -como se hace llamar-, las señas son el canal de comunicación más inmediato. Pero en tiempos de pandemia, como todo el mundo, deben salir –por ejemplo- al supermercado con mascarilla, para no contagiarse. Aún cuando ni ella, ni su esposo ni su hijo son “como todo el mundo”. Cómo comunicarse allá afuera con la mascarilla puesta es realmente un reto.
¿Cómo ustedes, como familia de sordos, se han visto afectados por la situación del COVID-19?, preguntamos.
“Si, horrible. Mucha situación. Me quedo en mi casa todo el tiempo, pero no está fácil. Mi esposo (quien trabaja a tiempo parcial en un supermercado) me ayudó a comprar cosas de comida, (de) emergencia, etc.”, nos cuenta.
Zory, quien carga en su vientre hace siete meses a Gianna Mia -una niña por nacer-, seguramente reflexionó sobre esto por semanas, y puso en marcha ideas, que como ama de casa certificada en el oficio de la costura, terminaron en diseños de mascarillas especialmente para sordos.
Se trata de mascarillas que protegen el espacio de la boca con un plástico, dejando los labios a la vista para poder leer lo que dicen.
“(La) mascarilla transparente (es) para que persona vea. Leer los labios (es) más fácil de entender”, puntualizó.
“Cuando yo tenía 14 años, aprendí con mi mamá”, escribió Zoraida en entrevista con La Isla Oeste vía textos, desde su celular. Observando a su madre -quien actualmente está de visita en los Estados Unidos- aprendió de las maravillas de la costura, actividad que hoy es una de sus favoritas.
“Me gustaría hacer muchas diferentes”, acota, haciendo referencia -además de mascarillas con o si plástico- a diseños de vestidos de bebé, disfraces de personajes animados para niños, entre otros.
“Ya conseguí una tienda (que) se llama El Telar de la Esquina y ahí comenzó (todo)”, señaló. Así, ordena sus pedidos de telas y paga por internet y después los busca.
A preguntas sobre si piensa emprender un negocio de costura, nos dice que mejor se queda en su hogar, donde se siente bien siendo Ama de Casa.
Para contactar a Zoraida puede enviar mensaje de texto al 787-560-3595.
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Periodista con 17 años de experiencia en periodismo hiperlocal. Fundadora de One Red Media / La Isla Oeste. Miembro de la Junta Directiva de la Asppro. Para preguntas o comentarios escribe a: daileenrodriguez@gmail.com
