Por Dr. Luis M. Baquero Rosas
El reciente anuncio de los alcaldes de las ciudades de San Lorenzo, Lajas, Guayanilla, Villalba y Cabo Rojo, entre otros, del cierre de carreteras municipales para evitar la llegada de personas de otros pueblos colindantes con el objetivo de reducir el contagio por coronavirus entre sus residentes, es una muestra de lo peligroso que puede ser para el manejo descoordinado de la crisis del coronavirus en Puerto Rico, al permitir que 78 alcaldes desarrollen medidas individuales que van a entrar en conflictos con las directrices del gobierno central de Puerto Rico.
El incremento en medidas municipales individuales y reactivas causará un impacto adverso en el manejo coordinado de los esfuerzos para combatir el COVID-19 en todo el país. Nos encontramos ante la posible creación de medidas municipales que respondan al pánico momentáneo que se viva en una región específica; y que puedan ser inconstitucionales causando más problemas que beneficios en el manejo de la crisis; y llevando al despilfarro de los limitados recursos municipales, al excesivo contacto de personal municipal con personas positivas en puntos de cotejos y a la duplicidad de reglas y regulaciones que se suman a las desarrolladas a nivel central.
Para evitar una oleada de medidas en 78 municipios que sean incongruentes, conflictivas, peligrosamente creativas y sin coordinación con una política integrada para enfrentar el COVID-19 en Puerto Rico, es imperante que el gobierno central y su equipo de expertos para manejar la pandemia integren a los alcaldes en sus actividades de divulgación de la información. Deben mantenerlos al día de información fiable y vital de sus regiones, tomar en consideración las alternativas que se proponen a nivel municipal e integrarlos como un eslabón esencial en la cadena de respuestas, porque ellos son los que al final del camino responderán a cada ciudadano de los barrios, comunidades dentro de sus municipio.
No podemos asumir que todo es culpa de los municipios, en esta iniciativa de cerrar carreteras sin medir consecuencias, sino que es una respuesta desesperada a la excesiva centralización en el manejo de una crisis extendida alrededor del país y donde con mucha frecuencia los alcaldes son los últimos en enterarse de los planes y decisiones que hay sobre sus municipios.
Los alcaldes, sus equipos de trabajo y sus unidades de salud son una herramienta vital en el manejo de esta crisis y deben ser integrados para evitar que el cierre de las carretas no sea la primera de las decisiones creativas y desesperadas que se comiencen a ver a nivel municipal.
El autor es profesor de Negocios Internacionales, Consultor y fundador de Yuda Surf
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