Crónica: La Promesa de los Morales

Por Luis Joel Méndez González / Para La Isla Oeste

Estaba oscuro; la noche había caído. En el firmamento, las tres estrellas del Cinturón de Orión brillaban; en mi alma, sentía cómo la inocencia en mi interior renacía, pues recordaba cuando de pequeño me decían que esas eran las estrellas de los Tres Santos Reyes Magos.

Deseoso de honrar mis raíces, el pasado sábado, 5 de enero, me dirigí al hogar de Arsides “Randy” Cabán Morales. El esposo y padre de tres adolescentes, organiza la Promesa de Reyes de la Familia Morales, que, desde hace más de 100 años, ha tomado lugar en el barrio Cerro Gordo en Moca.

Personas hablaban entre sí o comían aperitivos; otras, repetían rezos que al escucharse eran parecidos a los de un rosario cantado, dirigidas por un señor que entre sus manos aguardaba un rosario.

El rosario es una muestra del origen católica de la tradición. (Foto: Luis Joel Méndez / La Isla Oeste)

La melodía del aguinaldo, acompañada del güiro, el cuatro y el requinto, era dotada por versos que a través de sus letras pedían paz, prosperidad y un mejor porvenir a los reyes; era como un coro surreal.

Personas de todas las edades bailan al son de uno de los tantos aguinaldos de la noche. (Foto: Luis Joel Méndez / La Isla Oeste)

En conjunto, todo ello formaba parte de una celebración dedicada a Melchor, Baltazar y Gaspar, en agradecimiento a una intervención cumplida en algún momento de necesidad como una enfermedad, a solicitud de un devoto.

“Esta es una tradición familiar de muchos años que reúne a todos. Yo hago lo que me enseñó mi mamá”, dijo Randy, quien a sus cuarenta y tantos, continua lo que por muchos años hizo su madre, Amada Morales Morales, previo a que falleciese en el 2009.


Randy observa la talla de madera que heredó de su fenecida madre. (Foto: Luis Joel Méndez / La Isla Oeste)

Y es que, según él, la responsabilidad de mantener viva la celebración recae sobre el hijo mayor; a quien, en caso de no cumplir con la responsabilidad, pasa a sustituir un consanguíneo a quien la familia elige en consenso.

Hijos, sobrinos y primos de Randy, recorrían el lugar con coquito, pastelillos y galletas en mano, ofreciéndoles a vecinos, amigos o fulanos que de la nada llegaban al hogar elevado en columnas.

El lugar, en una que otra ocasión, se tornó un tanto “romanticón”. Parejas, amigos e incluso familiares bailaban al suave ritmo del bolero; género musical que fue popular desde la década de los cuarenta hasta mediado de los sesenta.

Pareja baila abrazada, al suave ritmo del bolero. (Foto: Luis Joel Méndez / La Isla Oeste)

“Esta fue una promesa que hizo mi bisabuelo, y ellos tenían una hija enferma y caminaban por las casas porque hicieron una promesa para que (ella) se recuperara,pidiendo con una imagen de los tres reyes”, mencionó Isaura Morales Morales, de 63 años y ojos sabios, tía materna de Randy.

Ella, se encontraba a pocas sillas de distancia de una talla de madera de los santos reyes. Estaba colocada encima de una mesa decorada con luces navideñas, ubicada frente a una pared color cal en la que colgaba un colorido cuadro de las tres divinidades cristianas.

Entre velas blancas, un rosario colocado sobre la mesa hacía reflejo del trasfondo católico de la tradición; a su lado, la talla de madera, que, al verla, sentí un frio momentáneo que me recorrió todo el cuerpo.

Según las hermanas Morales, la figura fue mandada a tallar por su bisabuelo. (Foto: Luis Joel Méndez / La Isla Oeste)

Y es que la misma, me relató Isaura, era cargada por su madre mientras puerta a puerta pedía a sus vecinos cualquier cosita que aportase a la celebración de la tradición, a la que todos estaban invitados.

“El que no tenía dinero, le daba galletitas y queso; con eso mi mamá decía ‘con esto haré el velorio’ y los invitaba para que fueran”, aportó la hermana de Isaura, Noelia Morales Morales, de 59 años, quien estaba a su lado.

Las hermanas Morales, Isaura y Noemi, expresaron recordar con cariño cuando de niñas celebraban junto a su madre la tradicional Promesa de Reyes. (Foto: Luis Joel Méndez / La Isla Oeste)

“La gente tocaba (o acompañaba) la música con latas de galleta”, agregó entre risas Noelia, quien coincidió con su hermana en que la celebración es más concurrida en el presente que lo que recuerda durante sus años de niñez.

Música pregrabada comenzó a sonar una vez finalizó el último rezo de la noche. Unos se levantaron a dar la ultima bailada; otros, en medio del intenso aroma a frituras y ron, comenzaron a marcharse pues la media noche se aproximaba.

Y en una esquina, sentado, Randy observaba con una cerveza en mano a los que aún quedaban; gente que bailaba sin detenerse, como si el mañana no existiese.

Hombre baila a solas un bolero. (Foto: Luis Joel Méndez / La Isla Oeste)

“Yo espero que mis hijos sigan esto hacia adelante, porque yo les he enseñado ya como se hace esto, para que lo hagan con amor y cariño, y uniendo a la familia, porque de eso es que se trata”, puntualizó quien a sus dos tías miró, mientras participaban de una tradición que por mas de cuatro generaciones, se ha logrado preservar al oeste de la Isla del Encanto.

Según Randy, quien dirige desde hace años los rezos de la Promesa de Reyes es Juan Cabán (en la imagen). (Foto: Luis Joel Méndez / La Isla Oeste)

Un comentario sobre “Crónica: La Promesa de los Morales

  1. Excelente relato de un evento tradicionalista en lo profundo de nuestra Isla. El periodista supo recoger las emociones del momento, describió con detalles en texto el ambiente y las fotos tan humanas relataron lo demás. Periodismo de primera categoría. El que necesita Puerto Rico para estar educado e informado.

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