El COVID-19 en la salud mental del trabajador

Por Jaynnie A. Morales Rosado

Según la Administración de Seguros de Salud (ASES), Puerto Rico es la tercera jurisdicción de los Estados Unidos con los mayores problemas de salud mental. Con el pasar de los años, Puerto Rico ha enfrentado diversos fenómenos naturales como el huracán María, los terremotos y ahora la pandemia del COVID-19, que inciden en el problema de la salud mental en la Isla.

Expertos afirman que muchos de los casos de salud mental son producidos por fenómenos naturales o ambientales. Debido a todos los sucesos que se han producido en la Isla, los puertorriqueños traen consigo trastornos de estrés postraumático, ansiedad, depresión y en los peores casos suicidios.

Actualmente, debido a la pandemia del COVID-19, se impuso el distanciamiento social para prevenir los contagios del novel virus. Si bien es necesario este distanciamiento para que el virus cese en Puerto Rico, debemos tener en cuenta que el incremento de casos de salud mental en las personas es inevitable.

La Línea de Asistencia Social (PAS) ha recibido alrededor de 105,000 llamadas de personas desde el 14 de marzo hasta el 7 de mayo. Por consiguiente, se deduce que existe una cantidad significativa de personas necesidad apoyo mental en diferentes casos.

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Llamadas realizadas a la línea PAS del 14 de marzo al 7 de mayo / Suministrada

Según el psicólogo clínico, Javier Portalatín, las causas detrás del deterioro en la salud mental de las personas son los efectos que puede traer el virus, por ejemplo, el miedo a contagiarse, la alteración del ritmo de vida, el acceso a las telecomunicaciones, el distanciamiento social, el trabajar durante la pandemia, entre otras cosas. Los trastornos mentales no tienen edad, puede ocurrirle a cualquier persona, sin edad especifica desde niños hasta adultos mayores; incluso poblaciones de todo tipo de clase social. 

Directamente afectados

Una de las poblaciones que podría verse psicológicamente afectada, por la pandemia del COVID-19, son los profesionales de la salud, empleados públicos o trabajadores que continúan su labor de proveer servicios aún en el distanciamiento. Estas personas trabajan diariamente en sus respectivos empleos tomando las medidas necesarias de protección para prevenir los contagios en sus hogares. Asimismo, tienen protocolos exhaustivos en sus hogares y trabajos, y algunos se mantienen alejados de sus familias por el miedo.

No se ha realizado un estimado de cuántos son los profesionales de la salud, empleados públicos o trabajadores que continúan con sus labores físicamente. Así que específicamente no hay una cantidad estimada de cuantas personas trabajan durante la pandemia. Si bien, sabemos que los hospitales, los cuarteles, los supermercados, las estaciones de bomberos, las farmacias, ciertos lugares de comida, entre algunos otros, continúan laborando a pesar del toque de queda impuesto por el gobierno de Puerto Rico. Teniendo en cuenta que cada establecimiento tiene sus restricciones y medidas de prevención contra el coronavirus.

Según Portalatín, las personas que trabajan durante el COVID-19 pueden producir problemas en su salud mental, como por ejemplo estrés agudo, ansiedad, miedo, sentimiento de culpa,depresión, entre otros. Del mismo modo, este tipo de padecimientos traen consigo una serie de efectos, como lo son: no querer ir a trabajar, somatización, dolores corporales, dolores gastrointestinales y de cabeza u otros.

Testimonios

Stephanie Miranda Soler, es enfermera generalista en un centro de envejecientes y continúa laborando durante el virus. Actualmente trabaja turnos de doce horas cinco días a la semana. A pesar de que siente un compromiso con su trabajo, no niega que siente frustración y miedo al salir y llegar a su hogar.

“Lo más que me frustra de todo esto es quien a mi alrededor se esta cuidando igual que yo, y otro de los factores que me frustra muchísimo es llegar a mi casa y no poder recibir los abrazos de mis hijos por miedo a que este contaminada”, expresó la enfermera.

Al mismo tiempo, el hecho de trabajar turnos de 12 horas le restringe el tiempo que puede dedicarle a sus hijos para sus tareas escolares y esta situación le hace preocuparse aún más.

Roxanna Cirino, es enfermera en los hospitales Hima San Pablo, a pesar de que no trabaja directamente con pacientes del coronavirus cuenta con un protocólo desde que sale de su trabajo hasta llegar a su casa. No obstante, acepta que es una situación difícil y que le ha afectado a todos, siente que al continuar en su trabajo aporta al país.

“Me siento bien, al menos yo que soy enfermera estoy bien. Ya que me siento que estoy aportando algo a mi país y estamos aprendiendo de una enfermedad nueva… Así que estamos poco a poco aprendiendo todos unidos y salvando vidas”, dijo Cirino.

A pesar de que esta tranquila, en ocasiones si los turnos de trabajo son difíciles, como el fallecimiento de un paciente o una situación mayor, sus deseos de trabajar son pocos. Por otra parte, es su deber continúa laborando y la llena de satisfacción el agradecimiento que recibe de los pacientes.

Amanda Ruiz, es cajera en un supermercado. Nos comenta que en ocasiones ni siquiera tiene ánimos de ir a su trabajo por el miedo a contagiarse y contagiar a su familia, ya que vive con sus padres.

“Siento que me ha afectado mucho emocionalmente, porque al llegar a mi trabajo y al ver que hay gente, y si personas que tienen necesidad, pero también hay personas que van todos los días sin parar. Nosotros nos preguntamos porque no se protegen, no estamos en tiempo de estar en la calle, que cuiden a sus familias y a los suyos. Que yo quisiera estar cuidando los míos, pero tengo que ir a laborar y brindarles un servicio”, mencionó Ruiz.

Por otra parte, Lydia Orta es empleada en un restaurante de comida china y trabaja alrededor de 40 horas semanales. “Me ha afectado el encierro, no poder salir ni compartir. Pero en general, me ha afectado el hecho de tantas muertes a nivel mundial, es algo súper impresionante como un virus ha podido destrozar y paralizar el mundo en meses”.

Del mismo modo, se siente tranquila porque esta tomando las medidas necesarias para cuidarse y al mismo tiempo cuidar de su familia.

En otros oficios, está Jonathan Orta quien es policía y debido a la pandemia trabaja unas 60 horas semanales, incluso más. Comenta que la situación lo ha afectado de varias maneras específicamente por el cansancio.

“A todos no afecta, porque de alguna manera el cansancio llega por tantas horas de trabajo, pero psicológicamente tenemos que trabajar porque no nos puede afectar ya que nosotros tenemos que cuidar de nuestras familias y las de todos ustedes”, manifestó el policía.

Nos explica que en su caso debe mantenerse alejado de su familia, ya que él es policía y su esposa es enfermera, y para evitar contagiar a alguna persona de su familia pues prefiere aplicar aún más el distanciamiento social.

En cierto modo, hasta los psicólogos pueden verse afectados psicológicamente por la situación ya que su ritmo de vida y su manera de atender pacientes, han tenido que ajustarla debido al COVID-19.

Heriberto Martínez es psicólogo clínico y opera en tres hospitales ofreciendo servicios. “Ha habido unos cambios, inclusive en como llevamos la psicología. No nos prepararon en la universidad para realizar una psicología remota ni digital, utilizando las redes y eso también crea una preocupación porque nuestro conocimiento sobre el uso de la tecnología es limitado y con el COVID, la preocupación es no seguir impactando positivamente a los pacientes”.

Al mismo tiempo, Roberto Toro, también psicólogo clínico, agrega que sienten una presión aún mayor ya que proveen servicios en hospitales y deben utilizar la misma ropa que utilizaría un doctor en sala de operaciones. A eso se le añade que deben movilizarse a diferentes hospitales y la preocupación a estar de igual manera expuestos, esta latente.

Expertos han manifestado que los profesionales de la salud cuando se exponen a una epidemia o pandemia sufren de niveles altos de ansiedad (45%), depresión (38%), estrés agudo (31%), entre otros. Por lo tanto, no están ajenos a la realidad que vive el puertorriqueño en cuanto a su salud mental.

Estas personas se enfrentan muchos retos todos los días para proveer servicios desde sus respectivos empleos tomando en cuenta las medidas necesarias para la prevención de contagios de coronavirus.

Recomendaciones

El psicólogo clínico Javier Portalatín, realizó una serie de recomendaciones en base a lo que también le ha funcionado dentro de la situación del COVID-19 y su salud mental. Considera que se puede definir en tres palabras: adaptación, aceptación y flexibilidad. De la misma manera, debemos ajustarnos al nuevo ritmo de vida, retomar hábitos, hacer ejercicio y realizar actividades que mantengan la mente ocupada.

Otras de las cosas que son recomendadas es el mantener un hábito en el hogar y una rutina de vida como si estuviéramos en nuestro diario vivir. Al mismo tiempo, realizar tareas o actividades en familia, evitar el contacto con las redes sociales o telecomunicaciones de no ser necesario, hablar sobre nuestra situación sea con un familiar o experto en el tema y sacar espacio para estar a solas y canalizar nuestras emociones. Así también comer saludable y dormir lo suficiente.

Gráfica por Jaynnie A Morales Rosado

Pronóstico después del COVID-19

La Organización Mundial de la Salud pronostica que la crisis de la salud mental será cuando el toque de queda sea levantado y las personas tengan que enfrentarse a la realidad. En otros casos de pandemias ocurridas a nivel mundial los niveles de estrés, ansiedad y depresión crecen.

JAMA Interna Medicine realizó un artículo en donde expone que 1 de cada 10 adultos en Nueva York luego del ataque de las torres gemelas en el 2011, presentó trastorno postraumático un mes después y casi el 25% aumentaron el consumo de alcohol. Del mismo modo, luego de la epidemia de SARS aumentaron los casos de estrés postraumático y angustia entre paciente y personal médico.

Según Kalitza Baerga, presidenta de la Asociación de Psicología de Puerto Rico (APPR), uno de los efectos que causará una “crisis de salud mental luego del COVID-19” es que las cosas no serán iguales, se volverá una modalidad utilizar guantes, mascarillas y guardar distancia, ya que no existe una vacuna para el novel virus.

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