
Fundada en 1962, todavía hoy sus integrantes se reúnen cada dos años en un evento al que llaman Operation Enduring Friendship.
Aguadilla. Dicen que “recordar es vivir” y que “no a todo al que llamamos familia, es “de sangre”. Ciertamente, hay organizaciones que unen a las personas para toda la vida, porque en su integración se van formando con experiencias que les vinculan fuertemente de alguna manera u otra. Es el caso de la Sociedad C.I. Rangers, del Programa ROTC del Recinto de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico (UPRM).
Fundada en 1962, todavía hoy sus integrantes se reúnen cada dos años y continúan buscando a egresados con los que han perdido contacto. Este mes, celebraron su Aniversario 60 con un extenso itinerario que llamaron Operation Enduring Friendship III. El Antiguo Club de Oficiales de la Guardia Costera en Punta Borinquen, de Aguadilla, sirvió como portal al pasado, durante el fin de semana del 18 al 21 de agosto, cuando decenas de C.I. Rangers se juntaron para rememorar y fortalecer sus lazos de amistad.
César Pérez Arena, quien figura como el C.I. Ranger de mayor tiempo en esta Sociedad, recuerda que para el 1961 –cuando se inició como estudiante de primer año- se celebraba el cincuentenario del Recinto de Mayagüez. Para entonces aspiraba ser astronauta, pero como no había programa vinculado a las fuerzas aéreas, se enlistó en el Army ROTC. Eso cambió su vida, relata el actual catedrático en Física e Ingeniería de la UPR en Arecibo.
Como parte de la cultura militar, se comenzaron a reunir ese año varios integrantes del programa, que luego pasaron a llamarse C.I. Rangers. “Yo no sabía lo que era ser un Ranger. Solo conocía al fundador, José A. Santos, que venía con una boina verde, nos ponía a hacer ejercicios y toda la dinámica me llamó la atención”, recordó en un aparte con La Isla Oeste. “Yo no era muy fuerte, pero no me rendía”, puntualizó, afirmando que la disciplina y los ejercicios físicos fueron el reto que le llevó por años a alcanzar logros universitarios, e incluso profesionales, todavía hoy.
“El resistir el adiestramiento tan fuerte, me hizo más fuerte internamente”.
– César Pérez Arena, C.I. Ranger, Clase 1
Y es que, el lema de los C.I. Rangers es “Never say impossible” (nunca digas que algo es imposible). Pérez Arena afirma que este lema se esconde detrás de una de sus aportaciones más importantes como académico, pues cuando en 1980 le pidieron crear un programa de bachillerato en procesos químicos para la UPR de Arecibo, le “metió el diente”.“Eso fue originado por la actitud de nunca decir que algo es imposible”, acota el físico e ingeniero con 49 años de experiencia.
La historia publicada
Los 60 años de historia de esta Sociedad –que ha esparcido a sus integrantes por todo el mundo-, fueron publicados en un libro, que documenta momentos preciados para sus integrantes.
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En efecto, durante la gala de reencuentro, se entregó un ejemplar a cada integrante. En ese momento, pareció que se desvanecieron décadas de edad en sus rostros. Todos comenzaron a intercambiar firmas en sus libros, con ilusión, como si fuera un anuario de graduación, para preservar en tinta su fraternidad y experiencias compartidas.
Uno de los responsables de la publicación C.I. Ranger Handbook fue Rey Gaud, de la clase 17 del 1979-80. “Sacó pedazos de los cuentos que yo le hice de los primeros años, de cómo se formó la organización y sacó el libro”, acotó Pérez Arena. “Lo más importante (para él) fue contar la creación del hand-to-hand combat”, dijo, explicando que fue él junto a otro Ranger quienes inventaron un ejercicio, que luego pasó a ser un adiestramiento estándar de la compañía. “Es un ejercicio de estrategias defensivas para poder combatir a un enemigo a mano pelá. Si en algún momento enfrentamos a un enemigo y no tenemos armamento, uno se puede defender”, acotó en pionero Ranger, que reunió sobre 50 firmas de colegas. “He notado, después de tantos años que no he estado en contacto con ellos, que hay una hermandad originada por el sufrimiento del adiestramiento, que ha durando 60 años. La organización debe sobrevivir”, dijo Pérez Arena, lamentando que hace 20 años no se celebra otra iniciación, por lo que insta a que se retome la iniciativa.
Colaboraron también en la publicación Daniel Rodríguez, Doel Salcedo, Javier Cardona, René Aquerón, Hiram González, Rey Herrero, Héctor Pagán, Frankie Rivera, y Edwin Vargas, entre otros, que compartieron memorias, fotos y relatos.

“Para mí, los C.I Ranger fue la organización por la cual fui tan exitoso en mi carrera militar”, puntualizó el autor del libro, Rey Gaud, quien –siendo hijo de una bibliotecaria- al ver que no había nada escrito, comenzó a recopilar la historia. “Tuve la buena fortuna de encontrarme con César Pérez, quien arrojó muchas de sus aventuras en el libro. “Entrevisté a varias personas, y yo, editaba todas las noches con la intención de que este libro quede en el ROTC para futuras generaciones. Para que vean que estos fueron los puertorriqueños que les precedieron”, expresó el mayagüezano, radicado en Florida, con una carrera militar de 24 años en las fuerzas armadas.
“Seremos siempre C.I Rangers, no importan los obstáculos, los vamos a vencer”, acotó Gaud, quien asegura haber pertenecido a los Ranger le hizo ser mejor persona, le aportó carácter y valores que hoy pasa a sus hijos.
De caminata
Una de las actividades que realizaban durante primer año en la Sociedad C. I. Rangers era caminar desde el Recinto de Mayagüez hasta el pueblo de Maricao. De manera que, el jueves 18, a las 6:00 de la tarde se reunió un grupo de siete miembros frente al edificio del ROTC del RUM para salir caminando hasta El Vivero de Peces del Bosque Estatal de Maricao, recreando aquella caminata que les hacía obtener la “boina negra” distintiva de los miembros activos.
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“Este año caminaron Doel Salcedo, Pedro Rodriguez, y Adrián Gutierrez, de la clase 16 (1978-79); Reinaldo Gonzalez, de la clase 19 (1981-82); José Escudero, clase 20 (1982-83); Raymond Rodriguez, clase 27 (1989-90); y Samuel Agosto, de la clase 29 (1991-92). En el comité de seguridad y apoyo, estabamos Daniel Sepúlveda, de la clase 7 (1969-70)”, detalló Daniel Rodríguez, también de la clase 16.
“Mientras caminaban, recordaban y hablaban sobre las anécdotas del tiempo de cuando comenzaron su adiestramiento en la sociedad, mientras al pasar por algunos sectores no dejaba de escucharse la jauría de perros; y las cuestas a lo largo de la caminata que no terminaban, en especial, la cuesta conocida como “Las Amapolas”, agregó Rodríguez, explicando que luego de aproximadamente 7 horas de trayecto llegaron a su meta. “En esa caminata, se honraron también a aquellos que no pudieron estar con ellos”, acotó.
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El viernes 19, se celebró un “Ice Breaker”, en la terraza del Antiguo Club de Oficiales, donde se les hizo entrega de un bolso con detalles (que incluía una camiseta, una moneda, un prendedor, una taza, y una identificación, todos con el emblema conmemorativo de los 60 años de la fundación de los C.I. Rangers).
La bienvenida estuvo a cargo de Doel Salcedo, uno de los organizadores de la actividad; la invocación la dio el también Diácono José Escudero; y el saludo Carmen Parés Parés, de la Oficina de Exalumnos de la UPR-RUM. Tanto a ella como a su ayudante, José (Pepe) García, recibieron una moneda conmemorativa de los 60 años de fundación de los C.I. Rangers.
La moneda tiene grabado el emblema de los C.I. Rangers por un lado, y el parcho que se usa en la boina, con la inscripción de “60 Aniversario”, y los 5 nombres de las universidades donde participa el Programa de ROTC, estos son: Ponce, San Germán, Mayaguez, Aguadilla, y Arecibo. “Es una tradición usar la moneda para retar a otros miembros, por lo que al enseñarla, si el otro no la carga consigo, entonces debe pagar por una bebida”, puntualizó Rodríguez.




El maestro de ceremonia del evento Coronel (COL, Retirado) Javier Cardona presentó copia del libro conmemorativo de los 60 años de historia de la sociedad, titulado “C.I. Ranger Handbook” a 4 personas importantes: al Rector, el Dr. Rullán Toro; al Profesor de Ciencias Militares, el LTC Kappes; y a César Pérez, y Carlos López, ambos pioneros de la sociedad.



Valores que forman carreras
Por su parte, el general de brigada retirado, Héctor E. Pagán, quien figura como el Ranger que más alto rango alcanzó en su carrera, relató que comenzó en el 1975, cuando ingresó en el Recinto de Mayagüez a estudiar pedagogía. Tras iniciarse en los Rangers, descubrió que quería ser militar. “Lo hice por 31 años”, acotó, destacando que al entrar al ejército se dio cuenta de que en sus cursos básicos de infantería, sabía más que otros debido a los ejercicios de los C.I. Rangers. “Me dieron confianza, conocimiento y seguridad en mí mismo. Eso es esencial. Si alguien falla en la milicia es porque carece de esas cosas que mencionó”, puntualizó el general Pagán en un aparte con La Isla Oeste.
Pagán define la carrera militar como un estilo de vida que muchas personas no están dispuestas a aceptar. “Uno tiene que estar dispuesto a ir a sitios que nadie más quiere ir, a hacer cosas que nadie más quiere hacer. Eso requiere una entrega que no vemos en otros renglones de la sociedad. Nuestra sociedad necesita hombres y mujeres que estén dispuestos a sacrificarse por la nación y las fuerzas armadas”, agregó.
Operation Enduring Friendship

Fué en octubre de 2018 que Gaud se reencontró con Doel Salcedo y su esposa en México. Intercambiaron recuerdos y se les ocurrió la idea de conformar un comité para convocar a otros y reencontrarse. “Hablando con Stephanie González me dijo: ustedes hacen operaciones; así que esta es una operación de amistad y camaradería. Fue así que en noviembre de 2018 se dio la primera edición del Operation Enduring Friendship. De ahí se acordó reunir a los Rangers cada dos años.
El general Pagán, recordó haberse iniciado hace 47 años. “Lo que nos une a todos nosotros a través de 60 años de existencia de los C.I. Rangers, es precisamente nuestras experiencias compartidas. Lo que se siente cuando uno da el libro a firmar a otro compañero, no lo puedo explicar. Solamente alguien que haya pasado por lo que nosotros pasamos, podría entender porqué nos queremos así y porqué después de tantos años todavía queremos vernos”, señaló.
“Todavía me recarga, me llena de ilusión para el próximo encuentro”, dijo, “Mientras alguien recuerde, estaremos vivos”, concluyó el general Pagán.
La alegría de haberse encontrado nuevamente junto a los hermanos C.I. Rangers es una que no podrán olvidar. El relato de experiencias vividas les hizo recordar gratos momentos.
Su próxima reunión ha sido programada para el año 2024.
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