
Por Ivonne Cortés Rosado / Conferencista, experta en Recursos Humanos
Hoy se celebra el natalicio de Martin Luther King quien fué un gran defensor de los derechos humanos. Esto siempre me hace reflexionar sobre cuánto progreso hemos alcanzado en relación a los derechos.
Cuando en 1963 el doctor King pronunció su famoso discurso ‘Tengo un sueño’ en la Marcha en Washington por el Trabajo y la Libertad, imaginó un mundo en el que la gente realmente gozaría de la justicia racial, económica y social. Un mundo en el que todos los trabajadores pudieran acceder a unos trabajos decentes que permitieran a sus familias y comunidades vivir con dignidad y respeto.
Es triste que hoy, tantos años después tengamos más divisiones, pérdida de derechos básicos, falta de acceso a la educación (condicionada a una vacuna y otras prioridades inservibles, porque la educación es menos importante que el lucro de unos cuantos) y sobre todo, pérdida de los dos valores más importantes de todos, que son el amor y el repeto. Luther King nos enseñó sobre ambos. El amor que mueve a un hombre a luchar por los derechos de todos; y el respeto a las diferencias individuales y de criterio.
Pero hoy las luchas más conocidas son por lo que está de moda, por lo “trendy”, por lo que dé más “likes” y nos olvidamos que mientras estamos distraídos seguimos perdiendo vida, tiempo, salud y progreso. Que distinto sería nuestro mundo si lucháramos con la misma pasión por los derechos de los niños, los envejecientes, las personas que tienen alguna discapacidad o limitación física…pero eso no vende.
Y cierto es que muchos creen que luchan o pretenden hacerlo detrás del teclado, en el anonimato. Enjuiciando y reclamando. Pero … ¿qué hacemos en la vida real para mejorar este mundo?. Es un trabajo de todos, pero la gran mayoría prefiere mirar para el lado. Porque es más fácil seguir entretenidos que afrontar la triste realidad que vivimos.
Estamos en la era del entretenimiento donde lo que educa es aburrido, pero lo vulgar, lo superficial y la estupidez son las que rentabilizan. Donde hay empleos, pero pocos quieren trabajar, hay estudiantes pero no hay escuelas y donde si piensas diferente eres un ignorante y bruto que no sabe lo que dice, aunque tu seas el experto.
¡Tristes tiempos los nuestros!
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