Por Zacha I. Acosta González
San Juan. Su pasión deportiva la divide entre la lucha olímpica y el balonmano. Su mayor adoración está en sus dos hijos por los cuales, Lizabeth Paola Rodríguez Oppenhaimer lucha cada día jugando en equipo con seres que la apoyan a seguir su sueño olímpico.
La medallista de plata en los 75 kilos en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Veracruz 2014 pasa los días dividiendo su tiempo entre dos grandes amores el deporte y sus retoños, Jatniel de un año y seis meses de edad, y Josniel de cinco meses de edad. La joven de 24 años se convirtió en madre luego de ganar su primera medalla en juegos regionales y su clasificación a los Juegos Panamericanos de Toronto 2015, a los cuales no pudo ir por enterarse días de comenzar su preparación panamericana que tenía siete semanas de gestación.
“Casi dos meses, siete semanas, fue que me enteré que estaba embarazada. Fue un viernes y lunes nos íbamos para Cuba. Lloré… Yo lloré por todo. Por los nervios de ser madre, qué iban a pensar los mister (Franklin Lantigua y Otoniel Pérez) de mí, y por Cuba que era mi mayor sueño”, narró la madre soltera natural de Puerto Nuevo y residente en el residencial público Luis Llorens Torres.
“No me arrepentí. Un hijo es otra cosa. Pero… si hubiera tenido nuevamente la oportunidad, me hubiese gustado vivir la experiencia de Toronto. El empeño que tengo sé que estaré en un ciclo completo. Ya estuve en juegos centroamericanos, ya tengo la experiencia. La única diferencia es que viví una experiencia en lucha. Ahora la puedo vivir en balonmano para unos juegos panamericanos y a nivel olímpico clasificar a las Olimpiadas”, continuó diciendo.
La madre soltera graduada de enfermería práctica de la Universidad Metropolitana se distingue por ser habilidosa, talentosa, fogosa y entregada al deporte. Sin embargo, está clara que en algún momento tendrá que definir por cual deporte competir por Puerto Rico, ya que tiene las oportunidades en balonmano, siendo medallista de oro en el Campeonato Norte y del Caribe (NORCA) celebrado en la isla a principios de abril, y subcampeona a nivel Centroamericano 2014 en los 75 kilos y campeona nacional en enero de este año en los 66 kilos en lucha.
“Si me dan a escoger (el Departamento de Alto Rendimiento del Comité Olímpico de Puerto Rico) tengo que ver cada competencia. Por ejemplo, en balonmano me incliné más los pasados meses para lograr el campeonato del NORCA y la clasificación al Campeonato Panamericano que será en junio. En lucha, ya soy campeonato nacional en los 66 kilos, que fue el peso que quedé luego del segundo embarazo. Estos meses de mayo y junio estaré con balonmano. Ahora… desde agosto es 50 por ciento a cada deporte para entonces poder definir. Ya probé ser medallista en lucha, con balonmano solo podré llegar a panamericanos. En lucha podré llegar a unas Olimpiadas por la manera de clasificación”, expresó con firmeza Lizabeth.
La luchadora y balonmanista está clara en la responsabilidad y maneras de buscar el sueño olímpico en ambos deportes. Sus emociones están repartidas, ya que, en ambas disciplinas, una de combate y otra de conjunto, posee apoyo de seres humanos donde sus hijos están bien cuidados. Un valor añadido que pesará a la hora de tomar la decisión, cuando necesite cuido cuando parta al extranjero a cumplir sus compromisos deportivos.
“Voy a las prácticas de ambos deportes con los nenes. Durante el camino al entrenamiento le doy pecho para que estén sin hambre. Si están llorando los entrenadores, compañeros o las mamás de los clubes de lucha me apoyan. Si me van a dar una instrucción, como el caso de balonmano o lucha, escucho mientras me pego el nene en el pecho. Lo entrego y sigo entrenando”, explicó un día de entrenamiento la deportista.
“Mis días son cansones. A veces uno (de los nenes) está durmiendo, el otro despierto. Me lo disfruto muchísimos. Mis compañeros (de) ambos deportes, están pendiente de mí. Los entrenadores si no llaman, me textean. Siempre están tratando de buscar la comodidad para yo poder entrenar”, confesó la madre soltera.
Específicamente en balonmano, Lizabeth cuenta con el apoyo incondicional de unos padres deportistas que saben el sacrificio que conlleva tener hijos en selecciones nacionales: Samuel Natal y Jaqueline Acevedo. La pareja son padres de la medallista de plata en Veracruz 2014 y cuarto lugar en Toronto en balonmano Lillianushka “Luly” Natal Acevedo y su hermano Shamil, que se especializa en balonmano de playa.
“Jaqueline y Sammy son mis padres de otra vida. A ellos los respeto como mi mamá. Shamil y Luly son como mis hermanos. En el NORCA ella fue la que me ayudó con los nenes, ya que uno de ellos, el más pequeño, estaba en intensivo y el otro en la cancha viéndome jugar. Es un apoyo que tengo al no tener a mi mamá, tras fallecer hace más de un año”, dijo Lizabeth que solo tiene un hermano en Puerto Rico, y los restantes cuatro en Estados Unidos con su papá.
No solo es luchar o jugar por sus hijos, también es llenarse de confianza y valor para entrar al mattre o una cancha sin su apoyo incondicional de sangre: su madre.
“Mi mamá falleció hace un año y 10 meses. Yo tenía cinco meses de embarazo del primer nene. Esa presencia me hace falta. En el campeonato nacional de lucha, luego de los embarazos, me sentí extraña. Un momento me dio frio olímpico, me miré al espejo apoyándome sin estar mi mamá. En un momento me bloqueé. Me relajé, porque pensé que mi mamá estaba conmigo en donde sea. Gané el Campeonato en enero 2017, en el Albergue Olímpico”, expresó con voz entrecortada la atleta.
Finalmente, el deseo mayor de Lizabeth para este domingo, 14 de mayo es pasarla junto a sus hijos dándole todo el amor que tiene para ellos, ya que “quiero que ellos vivan orgullosos de su mamá. Cada lucha y logro que tengo es para y por ellos”.
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