Por Daileen Joan Rodríguez / La Isla Oeste
Maricao. En casi seis años de vida escolar, Eloi Feliciano Rodríguez y Francis Antonio Colón, han aprendido a leer, escribir, hacer jardines en su escuela y huertos colgantes de botellas recicladas, entre otras cosas.
A sus 11 años de edad, ambos estudiantes de sexto grado lucen felices y satisfechos con sus maestros, el método de enseñanza y sobre todo, el amplio espacio por donde corren a jugar en los minutos del recreo.
Empero, ninguno de ambos maricaeños encuentra razones lógicas para el anunciado cierre de su escuela y tampoco imaginan cómo será levantarse a las 4:30 de la madrugada para tener que desayunar “de noche” y subir a una guagua escolar con apenas un rayo de sol en el cielo.
Según la mamá de Francis Antonio, Jessica Vélez Ruiz, el cierre de la escuela elemental Segunda Unidad Francisco Vicenty en Maricao, alteraría de tal modo su ritmo de vida, que requeriría que todos en la casa madrugaran, para que el niño pueda tomar una guagua escolar y llegar a tiempo a clases.
“El nene tiene que levantarse más temprano porque actualmente se levanta a las seis y ya a las siete la guagua lo recoge y llega como en quince minutos a la escuela”, indicó la madre, quien insistió en que todo sería más difícil cuando cierre el plantel, “teniendo (hoy) una escuela que está en buenas estructuras y seguras para nuestros niños”.
Asimismo, Ana Rodríguez Morales –mamá de Eloi- explica que la escuela receptora ubica en el pueblo de Maricao, a casi 35 minutos de distancia. El cambio, no se lo explica ni ella ni los maestros ni el director ni nadie.
“No me gustaría que la cerraran. La estructura es segura, está en un sitio amplio, los nenes tienen espacio para jugar; no como en otras escuelas que no tienen espacio, me gustaría que se quedara abierta”, insistió.
A la altura del kilómetro 38.9 interior, en la carretera PR-105 en Maricao, se levanta bien cimentado el plantel escolar que recibe a diario a medio centenar de estudiantes residentes en el barrio Bucarabones y áreas aledañas. La escuela cuenta con tres conserjes, un trabajador social, un guardia de seguridad, un personal administrativo, nueve maestros y su director Ángel Santiago.
En un recorrido por el plantel, a simple vista se puede apreciar una escuela con buenos cimientos, patios bien pavimentados, sanitarios limpios y en buen estado, comedor amplio y cocina bien equipada, en fin, una escuela idónea en la ruralía.
“Irían al pueblo, pero la distancia es demasiado de lejos. Los nenes se tendrían que levantar a las 4:00 de la mañana para estar listos antes de las 5:30 para coger la ruta por la PR-105 o la PR-120 para bajar a Maricao”, explicó Ana estimando que la ruta toma más o menos 30 a 40 minutos.
Cualquiera que “se mece sobre loza” se aguantaría el pecho subiendo por la carretera PR-105 en el barrio Bucarabones en Maricao, con la impresión de que una montaña de tierra rojiza y arcillosa acabará desmoronándose sobre la vía, pues, nada más de pensarlo levanta el temor de quien no se imagina cómo se siente quedar atrapado entre comunidades sin acceso vial en el mal tiempo.
“Lo encuentro demasiado injusto, teniendo nuestra escuela, que la estructura está en muy buenas condiciones. No queremos que la cierren”, sentenció la mujer.
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Hasta la escuela llegó la Representante de Distrito 21, Lydia Méndez, quien se unió al llamado de otros legisladores ante la decisión de la Secretaria de Educación Julia Keleher, sobre el cierre de 283 escuelas.
Méndez pidió a la secretaria que evalúe en persona el cierre de ciertos planteles escolares –que como la Segunda Unidad Fransisco Vicenty de Maricao- están aptos para continuar operando.
“Como han visto, la escuela es una de estructura en hormigón, totalmente habilitada y muy segura. Las verjas son hechas a todo alrededor, incluso el gazebo lo hicimos el año pasado”, señaló la legisladora por Maricao, Sabana Grande, Yauco, Guánica y Lajas.
La Representante afirmó que ha sostenido reuniones en varias comunidades escolares de su distrito, donde le comunican que en la lista de cierres aparecen escuelas que no cumplen con los criterios para cerrar.
“Estuve anoche en dos reuniones y hoy mismo estoy en el barrio Fuig. (Tengo) la escuela Juan I. Vega en Sabana Grande y la José A. Castillo; la escuela Barbosa; tengo en Yauco; en Lajas tengo dos escuelas de igual manera…”, detalló.
“Yo no quisiera pensar que este tipo de identificación que el Departamento de Educación está haciendo con este tipo de facilidades (en buen estado), andamiaje, fuertes, habilitadas, vayan a entrar en las APPs (Alianza Público Privadas o escuelas Chárter). Si eso es así, considero que es una falta de respeto”.
Méndez cuestionó además si se evalúa que las escuelas receptoras tengan facilidades para la comunidad de Educación Especial. “Muchas de esas escuelas no tienen rampa, no tienen salón contenido, no tienen facilidades para ellos”, acotó.
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La scuela Francisco Vincenty en Maricao