Por Lcda. Nellie Torres de Carella
San Juan, Puerto Rico – Hay una palabra clave para un tratamiento efectivo para los niños especiales o con desórdenes de desarrollo: consistencia.
Los niños de educación especial con problemas del habla y lenguaje, con trastornos de atención, de integración sensorial o retos físicos, batallan día a día para superar dificultades que les impiden ejecutar adecuadamente en un salón de clases o en un contexto social.
Si bien es cierto que la intervención a tiempo es fundamental, la inconsistencia o cese abrupto de servicios, puede causar que pierdan destrezas o que ocurra un desaceleramiento en el ritmo de desarrollo de las mismas.
La suspensión de estos servicios esenciales, ya sea por decisión de los padres (vacaciones prolongadas o mudanza) o por la crisis fiscal que vive el país que ha causado que centros de terapias cancelen las mismas por falta de pago, coloca a los niños especiales en una posición de riesgo de regresión de la cual les costará mucho regresar.
¿Por qué puede ocurrir una regresión?
En toda rama del desarrollo humano, es la intervención temprana, consistente y prolongada la que crea nuevos patrones, nuevos hábitos, nuevas destrezas que por naturaleza no son parte de la vida de un individuo.
Si tomamos el ejemplo de un trabajo de ortodoncia, los ganchos dentales se mantienen en ocasiones por 2 años y los retenedores para dormir por muchos años más para así transformar un diseño original inadecuado, para crear un nuevo patrón. Lo mismo ocurre con un atleta o un músico. Es la práctica consistente, la disciplina lo que los lleva a un nivel superior, más allá de lo que un ser humano ordinario puede alcanzar. Ningún atleta o músico profesional se correría el riesgo de paralizar su entrenamiento por meses, o un ortodoncista retirar los ganchos dentales antes de tiempo porque el riesgo de regresión, de volver al estado original de las destrezas trabajadas, sería muy grande. ¡Cuánto más en riesgo están los niños de educación especial cuando las terapias que reciben cesan por un tiempo prolongado!
La consistencia de las terapias les permite a los niños desarrollar destrezas que sin la intervención terapéutica no desarrollarían, y vencer retos con mayor rapidez. La regresión por suspensión o inconsistencia en recibir los servicios puede ocasionar que niños que estaban empezando a comunicarse dejen de hacerlo, o empezando a leer fracasen en el grado, con todas las implicaciones emocionales que esto conlleva.
En un diagnóstico como el de autismo, una regresión implicaría una pérdida o disminución en la comunicación, en destrezas sociales y un aumento en conductas inadecuadas por dificultades con la integración sensorial, entre otras.
Volver a andar lo andado: recuperación luego de una regresión
Cuando un niño con desórdenes de desarrollo reanuda los servicios de terapia luego de una regresión por cese de tales servicios, es imposible continuar en el punto en donde se detuvieron. El especialista tendrá que trabajar por un tiempo para volver a llevarlo al lugar en donde se encontraba. Tendrá que re-enseñar y estimular muchas de las destrezas que ese niño estaba desarrollando.
Estos niños viven en una carrera diaria contra el reloj tratando de disminuir la brecha, a veces abismal, que los separa, en cuanto al desarrollo, de los niños de su edad, por lo cual la pérdida de tiempo tiene unas implicaciones serias, tanto en el presente como en el futuro. El tiempo no se puede medir en términos de las semanas o meses durante las cuales no recibió terapias, sino también en todo el tiempo que se va a necesitar para llevarlo al punto en que estaba previamente.
Los niños especiales no tienen tiempo que perder, de hecho, su enemigo mayor es el tiempo porque mientras los demás niños siguen desarrollando todas las destrezas naturalmente día a día a pasos agigantados, a ellos y a sus padres les cuenta trabajo intenso y mucho sacrificio una pequeña ganancia, avanzar un solo paso.
La Lcda. Nellie Torres de Carella es patóloga del habla- lenguaje y directora del Instituto Fonemi de Puerto Rico, institución terapéutica que se especializa en el desarrollo de todas las áreas relacionadas a la comunicación: escuchar, hablar, leer y escribir. El Instituto Fonemi dePuerto Rico cuenta con una Clínica de Apraxia del Habla Infantil y Desórdenes Oromotores, con el Centro Tomatis de Puerto Rico y con programas de terapias especializados para niños con problemas de lecto-escritura y autismo.