Por Daileen Joan Rodríguez / Para La Isla Oeste
Guayanilla. El sol calentaba hoy la Tierra de Agueybaná, por donde marcharon decenas de indígenas al son de tambores y maracas grabadas con simbología taína. Las conchas de caracol sonaron alrededor de la plaza pública de Guayanilla, para avisar a los turistas que debían alinearse ya, para ver el desfile de hombres, mujeres y niños, vestidos con indumentaria similar a la que una vez vistieron los nativos de Borikén.
Se trató del cierre ceremonial del Primer Encuentro de Naciones Nativas en Puerto Rico, que celebró el Concilio Taíno Guatu-Ma-Cú A Borikén, en el marco de su 25 Aniversario de fundación. El desfile culminó con el ritual, conocido como Pow-Pow, en el estadio “Pegui” Mercado del Complejo Deportivo.
El Pow-Pow es un evento donde los nativos americanos se reúnen para cantar, bailar, socializar y honrar a su cultura.
Atentos todos los presentes al areyto que se celebraba, el público conoció algo de las costumbres taínas, sus rituales y hasta una muestra de la lengua ancestral. La comunidad de locales que reclaman llevar en su sangre la genética indígena, demostró su temple nativo en una ronda formada, intercambiando saludos, cánticos, cigarro con “humo sagrado” y genuinas sonrisas.
Atabey les bendijo, aseguró el Cacique local, Martin Veguilla, luego que cayera un oportuno segmento de lluvia, que alivió el calor del terreno que pisaban con los pies desnudos. A tono, la liviana indumentaria revelaba trascripciones en pintura delineada en sus pieles, acorde con la simbología taina.
La mujeres llevaban naguas, elaboradas con diseños “dictados por el espíritu” en base a sus nombres nativos. “Tratamos de llevarlos lo más fiel y exacto. Por motivo de la sociedad, las mujeres taínas del siglo 21 tenemos que estar un poco más cubiertas que nuestros ancestros”, explicó Marilyn Díaz Sanjurjo, de 48 años, quien figura en la escala jerárquica como Abuela Taína, bajo el nombre Balaná Ni.
Las mujeres encargadas de toda la enseñanza cultural a las nuevas generaciones, son nombradas Abuelas y portan naguas negras. En sus cabezas lucen penachos alusivos diferentes cemíes, honrados por su poder divino, como “mensajeros del gran espíritu”.
“Nosotras nos dejamos llevar por las experiencias espirituales que tiene la persona. La persona es quien diseña y pinta (la pieza de ropa). Se pone en comunión para ver qué la dirige a dibujar lo que le corresponde a esa hermana o a ese hermano”, acotó la Abuela, quien en un día regular se acicala como toda mujer para iniciar una jornada de trabajo, en su caso, como agente de seguros.
Los hombres, llevaron con orgullo su taparrabos. Muchos de ellos lucían perforaciones en las orejas cargadas de joyería rústica en madera o hueso. El polvo del suelo cubría sus pies expuestos para sentir la Tierra besar su paso.
Reclamo de reconocimiento a los valores taínos
El Cacique Veguilla, conocido como Caciba Opil, que significa Piedra Sagrada del Espíritu, levantó un llamado al gobierno y a la comunidad en general para que respeten y reconozcan sus valores y tradiciones ancestrales.
Y es que dentro del mundo indígena, a nivel global, se ve un despertar de las comunidades que buscan rescatar su cultura y su idioma. En ese marco, se ha reconocido a la presencia de genes taínos en la comunidad de El Caribe.
Balaná Ni recuerda que su bisabuela era curandera. “Ella hasta ponía a los bebés en su lugar cuando venían (en el vientre) virados. Me decía –acuérdate que nosotros somos de Toro Negro. Yo no entendía, porque soy de la costa Este y Toro Negro es al centro. Pero ella se encargó de que nosotros supiéramos nuestro linaje”, narró. Tiempo luego, Balaná Ni reconoció que el camino hacia sus raíces estaba trazado y lo tomó.
“Nosotros fuimos una raza de taínos tan fuerte, que se les hizo difícil (a los españoles) matarnos. Es verdad que nos mataron a nuestros hombres, pero no a nuestras mujeres. Las mujeres fueron las que se identificaron”, destacó Balaná Ni.
Sin embargo, la religión y creencias occidentales impuestas al sociedad que domina hoy día, ponen a prueba la convicción de esta resiliente raza en rescatar su identidad. Según la Abuela, al llegar al Concilio, una persona tiene que pasar por un proceso de depuración y desaprender.
“Se da el caso en que los niños celan más la cultura (taína) y nos corrigen a los adultos”, afirmó. Balaná Ni sostuvo que sus niños son particularmente acosados.
“Especialmente para la época de octubre y noviembre, nuestros niños reciben mucha discriminación. Tenemos que presentarnos (a la escuela) con más frecuencia, aunque hay maestros que son más abiertos (a las diferencias). Hay que recordar que la historia está escrita desde el punto de vista del conquistador y nuestros niños tienen esa fuerza y ese honor por su cultura y la defienden”. La Abuela sostuvo que maestros, “a algunos, hasta les han querido imponer su religión a nuestros niños”.
Para Lizzy Rodríguez Rivera, de 49 años, el intercambio generacional es un proceso hermoso y válido. La mujer, quien conoce a muchos congregados en el concilio hace más de 20 años, asegura que lo que se ve de afuera, es real.
“Es algo hermoso”, afirma la artista y elaboradora de artesanía taina. “Por lo que yo sé ellos han participado por muchos años, siguiendo la cultura y educación. Representan el respeto y la disciplina”, acotó la mujer, cuyo nombre taino es Sarobey, que significa algodón.
“En Puerto Rico por muchos años hemos sido discriminados. No nos quieren dar reconocimiento a nuestra identidad. Pienso que debemos educarnos para poder respetr, aprender y apoyar nuestra cultura, porque llevaos esas raíces que se perdieron con el tiempo”, apuntó. “Como dice mi esposo, después de 500 años salimos y aquí estamos, demostrando que el Taino vive”, concluyó.
Durante el Pow-Pow, representantes de las tribus confederadas en Estados Unidos, orecieron a los presentes un cántico en lengua nativa, seguido del ritual de la risa, para intercambiar buenas energías.
Con la participación de Caciques, Chamanes, abuelas y abuelos de las tribus de Nez Prez en Oregón, Gwichín en Alaska, Chinook del oeste de los Estados Unidos y Comanche y Tlingit de Alaska, el encuentro se celebró del 20 al 25 de julio en Guayanilla.
El concilio Taíno Guatu-Ma-Cu A Borikén fue fundado en 1992 como una corporación sin fines de lucro, con la misión y compromiso de educar a los puertorriqueños sobre el patrimonio Taíno y los valores tradicionales.
Entre las actividades organizadas por este organismo local, están la creación de proyectos en el aula de clases, tales como plazas ceremoniales y otros proyectos dedicados a nuestros antepasados Taínos.
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