Una septuagenaria ha sido mordida en dos ocasiones y asegura que otra mujer y un menor de edad también han sido víctimas de esta “jauría salvaje”.
Por Daileen Joan Rodríguez
Cabo Rojo. Una jauría de perros salvajes la atacaron y temió por su vida. Viviam Rodríguez, de 78 años, visita casi todas las mañanas el complejo deportivo Rebekah Colberg de Cabo Rojo, para cuidar su salud caminando. Pero ya es la segunda vez que la atacan los perros salvajes. Esta vez fueron aproximadamente 12. La marca que deja esta experiencia en la víctima es un símil de las heridas visibles en su tierna piel, salvajemente mordida.
Un feligrés de la iglesia que ubica en las inmediaciones del complejo deportivo, salió al rescate. El hombre le confirmó a Rodríguez que el pasado domingo un niño también fue atacado por la misma jauría de perros, al igual que otra mujer, a la que hasta tumbaron al suelo hace unos meses.
“Eran como las seis y media (de la mañana). Cuando doy la vuelta por donde hago mi recorrido, los veo (a los perros) y me frizo”, relató la septuagenaria en exclusiva con La Isla Oeste. “Estaban debajo del edificio. Cuando me percaté que estaban ahí crucé. Salieron en silencio, no ladran, hasta que me atacaron y empecé a gritar. Estaba yo sola”, agregó Rodríguez, todavía impresionada.
Detalla que la jauría suele estar por las inmediaciones del complejo y en esta ocasión salieron del área cercana a las canchas de tenis. Al escuchar sus gritos aterradores, salieron a su rescate varias personas. Un hombre alejó a los perros con su bastón.
La septuagenaria fue asistida en el Hospital Metropolitano, donde quedó debiendo la factura por sus servicios de emergencia. Comenta que la primera vez que los perros realengos de la Rebekah la atacaron, fue en la misma pierna, y por ello terminó pagando una factura de $85.00 en el hospital.
El asunto lo sabe el alcalde, Jorge Morales Wiscovicht, a quien se le ha notificado personalmente, según declaró la hija de la septuagenaria, quien es oficial de la Policía de Puerto Rico y conoce el alcance de la Ley y de las responsabilidades del Ejecutivo Municipal en torno a los animales realengos.
En el Artículo IX del Reglamento General de Salud AMbiental, Sección 3.00 referente al Recogido de Animales Realengos y Muertos, lee que “Los Municipios de Puerto Rico llevarán a cabo el recogido de animales muertos o realengos; y a expensa propia dispondrán lo necesario para ese fin”. Estos animales deben ser llevados a albergues públicos o privados, y el costo de tal gestión la asume el municipio.
En el pasado, el ayuntamiento ha recibido propuestas de parte de entidades sin fines de lucro, que buscan acordar la esterilización de animales realengos y/o la disposición de forma humanitaria de estos. No han quedado en nada.
Recientemente, una conocida empresaria de Cabo Rojo denunció el asunto en sus redes sociales.
“Estos perros realengos han mordido y perseguido a personas. He vivido la experiencia ya en dos ocasiones; hoy tuve la suerte que el vehículo que venía de frente me ayudó. Esto afecta a todos los que realizamos ejercicios en el Complejo Deportivo Rebekah Colberg. No es la primera vez que se le ha notificado al Municipio de Cabo Rojo y no han realizado ninguna gestión. No esperemos a que ocurra una desgracia hay que tomar acción y seamos proactivos”, lee su post en Facebook.
Ciertamente, el problema de sanidad pública está en la cancha del municipio de Cabo Rojo, administrador del compejo deportivo que ubica en la carretera 312 Km 0.4 interior. “La Rebekah” -como es conocido en la zona- alberga las instalaciones del Museo de Los Próceres, el skate park, el parque pasivo, la pista atlética Relín Sosa, la Plaza Artesanal y el Gimnasio Municipal. Así es que, mucha gente lo visita a diario, de día y de noche.
Daileen Joan Rodríguez
Fundadora de One Red Media LLC, laislaoeste.com y detuisla.com. Periodista con 18 años de experiencia en cobertura regional. Dirigió el Capítulo Oeste de la Asppro. Nominada por OPC en Noticia del Momento 2015.
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