Por Carolina Rodríguez Plaza / Para La Isla Oeste
Observarla se convierte en la certeza de que la diferencia entre darse por vencido y prevalecer, radica en la actitud con que se asumen los retos que presenta este trayecto que apodamos vida.
Tiene quince años. Una amplia sonrisa. Coqueta. Sencilla. Soñadora. A su paso ha dejado huellas que han establecido un precedente; la ruta hacia la equidad se va marcando con paso firme.
Shinna Emperatriz es en sí misma un imperio. La caracteriza la valentía y voluntad de un ejército. Descrita por su madre, Nanette Mercado como “el regalo más hermoso”; vino al mundo con un cromosoma adicional; el cromosoma del amor.
La joven atleta y modelo es paciente Síndrome Down. La condición no ha sido motivo para frenar el ímpetu y las ansias de vivir de la delicada dama que va formándose día tras día. Por el contrario; tener en su arreglo genético una copia adicional del cromosoma veintiuno, ha sido un catalizador de grandes sorpresas.
Apoyada por su madre y familia, Shinna ha representado a Puerto Rico en importantes eventos deportivos a nivel internacional. Sobre su pecho han colgado medallas que validan y reconocen su extraordinaria capacidad y entrega para hacer lo que le apasiona, lo que la mantiene enérgica y capaz de superar cualquier adversidad.
Al ser paciente de la también llamada trisomía veintiuno, Shinna es más vulnerable a padecer algunas condiciones asociadas al Síndrome Down. De hecho, en el dos mil quince, Nanette recibió la noticia que como madre más temía: las complicaciones cardiacas y renales se asomaban y no pasó mucho tiempo cuando madre e hija comenzaron a trasladarse a la zona metropolitana para iniciar un tratamiento médico especializado que garantizara que una de las “baby” musas del reconocido diseñador Carlos Alberto, estabilizara sus niveles de presión arterial y sus riñones no dejaran de funcionar teniendo que ser sometida a diálisis.
Shinna ha sobrepasado las expectativas clínicas. Ha dejado sorprendidos a más de uno o dos médicos al restablecerse rápidamente de procedimientos que pudieran amilanar su espíritu vivaracho. El resultado ha sido una Shinna más fortalecida y decidida a alcanzar sus metas.
Aunque en su vida no todo ha sido color de rosa; Shinna ha sido parte del programa regular del Departamento de Educación, ha competido y prevalecido, ha demostrado que no conoce los límites y que si se propone algo: lo logra.
Recientemente alcanzó uno de sus más anhelados sueños: coronarse como reina de belleza. En diciembre de dos mil dieciséis se convirtió en la primera joven puertorriqueña en alzarse con la corona de Miss Teen Universe Cabo Rojo. Abriendo paso a un acontecimiento del que se hablará por largo tiempo: un cambio en los estándares de belleza que por décadas han sido objeto de análisis, estudio y crítica. Una vez más Shinna logró lo que algunos pensaron era imposible.
Así ha sido su vida, una demostración constante de hacer posible todo cuanto parece inalcanzable. A su corta edad es una maestra en la perseverancia y dicta cátedra de lo finitas que son las fronteras. Ella valida lo que ha sido mi eje y motor de vida: “somos todos o ninguno”.
Gracias Shinna por tantas lecciones. ¡Larga vida Su Majestad!
La autora es comunicadora, periodista, directora de noticias y productora programación especial en WoraTv.